CONGRESO INTERNACIONAL DE INVESTIGACION
EN CONTADURÍA Y ADMINISTRACIÓN.
Octubre 5 y 6 de 2017
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
tecnologías de información y comunicación. Sin embargo, también se observa que
la población femenina presenta los más bajos niveles educativos como resultado de
la discriminación de género. En el ámbito laboral, la brecha ocupacional entre
hombres y mujeres es más preocupante si se considera que las condiciones
laborales son muy precarias y de mucha exigencia de esfuerzo físico para el género
femenino (Anderson, Beluande, Borquez, Castro, Cuadros, Cuvi y Ruiz, 2011).
Todo ello, debido a la escasez de actividades que puedan absorber la mano de obra
femenina, lo que implica que la mujer en edad productiva genere su propio empleo,
por medio de la venta y comercialización de todos aquellos productos o servicios
que impliquen una oportunidad de trabajo, que les provea ingresos mínimos
necesarios para su subsistencia y la de su familia (Pérez-Pérez, 2017).
Un ejemplo, es el que realizan las mujeres rurales emprendedoras que venden
pescado en la periferia del mercado público Manuel Larrainzar, ubicado en Tonalá,
Chiapas. La importancia de esta actividad radica en la cadena de valor que genera
este proceso de compra/venta para el sustento familiar, aun cuando no se considera
un trabajo formal, es una ocupación digna. Observándose que la situación
económica de estas personas, no está tan deprimida como en otras familias que no
realizan actividades de comercialización y que dependen únicamente de los apoyos
gubernamentales que mes a mes reciben. Este es un factor clave si se considera
que los hijos, principalmente “mujeres”, forman parte de la fuerza laboral femenina
en esta actividad de comercialización “venta de pescado” (Pérez, Orozco y Cruz,
2014).