CONGRESO INTERNACIONAL DE INVESTIGACION
EN CONTADURÍA Y ADMINISTRACIÓN.
Octubre 5 y 6 de 2017
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
La edad mediana de las mujeres rurales es de 23 años y 22 para los hombres,
mientras que la correspondiente a las mujeres de grandes ciudades de 100 mil y
más habitantes es 29 años, 2 más que los hombres cuya edad mediana es de 27
años (CEAMEG con base en INEGI Estadísticas históricas de México 2009).
En este mismo año, CEAMEG menciona, que había 102 mujeres rurales por cada
100 hombres rurales. Oaxaca es la entidad federativa que tiene una mayor
proporción de mujeres rurales (52.3%), seguida de Chiapas con la mitad de su
población de mujeres residentes en áreas rurales. Hidalgo y Tabasco también tienen
una importante proporción de mujeres rurales, 47.4 y 41.9 por ciento,
respectivamente.
Por lo tanto, las mujeres en Chiapas, no se pueden excluir de la situación específica
de las mujeres rurales, las cuales representan el 50,4% del total de las mujeres
mexicanas (CEAMEG, 2016). La mayoría de este colectivo, están en situación de
pobreza extrema. Además de vivir en comunidades rurales, con una inadecuada
infraestructura de servicios, escasos servicios de salud o educativos, y con
necesidades básicas insatisfechas en la mayoría de los hogares, viven dominadas
por el sistema “machista” propia de una cultura rural, sin reconocimiento de sus
derechos, ni de sus labores dentro y fuera del hogar.
Esto limita su integración y participación en actividades comunitarias, o llegar a ser
parte de organizaciones donde se toman decisiones relacionadas con el desarrollo.
Según Mareswara (2016), las responsabilidades asumidas en función de su sexo
(cuidado de la familia, tareas domésticas, cuidado de animales de traspatio, etc.) y
otras referidas a las tareas agrícolas reducen sus posibilidades de tener una
actividad económica que les genere ingresos para su autonomía, o bien actividades
relacionadas con su desarrollo personal que le permita elevar su autoestima
(Rodríguez, 2009).